Una joven murió de cáncer pero un juez británico accedió a su pedido y su cuerpo ahora se preserva en EE.UU. “Volveré en 200 años”, dijo. ¿Hay fundamento científico?
Tengo sólo 14 años y no quiero pero sé que voy a morir”, fueron las conmovedoras palabras que usó una joven londinense en su demanda dirigida a la Justicia británica en una sorprendente solicitud de criogenia sobre su cuerpo.
La menor, cuyo nombre no trascendió, agregó en su texto: “Creo que el hecho de ser criogenizada me da una oportunidad de curarme y despertarme, aunque sea en varios cientos de años". La joven demandante pidió que nadie envuelto en el proceso fuera identificado. “Me estoy muriendo, pero volveré en 200 años”, dijo a un familiar según consignaron medios británicos.
La chica, que estaba demasiado enferma para acudir en persona a los tribunales, murió poco tiempo después. Sin embargo, logró conocer previamente la decisión favorable del juez. La justicia británica había decidido autorizar la congelación del cadáver de la joven con miras a una hipotética futura resucitación gracias a los presuntos avances de la ciencia. Su cuerpo fue trasladado a Estados Unidos, donde existen centros dedicados a la conservación en frío.
Los cuestionamientos éticos y de todo tipo prevalecieron en la opinión pública al ser difundido el caso. El propio padre, no estuvo exento de dudas, cuestionó en principio la decisión de su hija hasta que finalmente cedió al pedido. "Aunque el tratamiento tenga éxito y la devuelva a la vida, digamos en 200 años, podría encontrarse sin ningún familiar ni recordar nada", dijo el padre al juez.
Cuánto costó y cómo se logró
El tratamiento demandó 46 mil dólares y fue realizado en el Instituto de Criogenización, en Michigan. Esta organización confirmó haber recibido el cuerpo el 25 de octubre pasado. El mismo se mantendrá a 196º bajo cero a la espera de una eventual resucitación, tras haber sometido a un proceso que incluye la inyección de un anticongelante. El instituto fue creado en 1976 por el profesor de física estadounidense Robert Ettinger, considerado el padre de la criogenización, que fue él mismo congelado a su muerte en 2011, a los 92 años. Ettinger desarrolló la tesis según la cual "es posible conservar el cadáver indefinidamente" de modo que un día "la ciencia médica pueda reparar los daños causados por la enfermedad y la criogenización". El Instituto, que cuenta con un centenar de cadáveres, aclara que no puede garantizar el éxito del tratamiento.
¿Está comprobada científicamente la efectividad de la criogenia?
El imaginario colectivo relaciona este fenómeno con un personaje que trascendió la cultura universal: Walt Disney. Se dijo que el genio de la animación se sometió a este proceso para ser “despertado” en el futuro, pero esto no es así. Disney falleció tras padecer un grave cáncer de pulmón, tras lo cual su cuerpo fue cremado. Y como éste caso que resultó ser falso, la criogenia aún dista mucho de ser algo comprobado.
La técnica no está exenta de polémica, puesto que son muchos los que condenan que se trata de una estafa comercial. Para Lluís Estrada, director médico de Crionica.org, el principal problema está en los procesos de congelación y descongelación de un cuerpo y de la toxicidad de sustancias crioprotectoras. Y éste es un “mal necesario” a la hora de criogenar.
Los crioprotectores son sustancias necesarias para evitar que los tejidos y demás líquidos del cuerpo formen cristales de hielo que rompan sus propias células. Pero tienen efectos tóxicos y la concentración que hay que inyectar en el cuerpo es muy elevada. Para evitar daños, se necesita “una extrema rapidez a la hora de ponerlos”, y que cuando se quiera revertir el proceso de una persona criogenizada a su estado normal, la descongelación tiene que ser muy rápida y durante la misma hay que quitar, también con mucha rapidez, estos crioprotectores. Y esto, aún, no se ha logrado en la actualidad. Por eso el futuro tiene la respuesta.
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