Aunque la capacidad de realizar una sentadilla profunda es innata en la mayor parte de seres humanos, con los años, el estilo de vida cada vez más sedentario, y sí, los cambios en nuestra morfología conforme crecemos, van provocando que esa capacidad se vaya perdiendo hasta el extremo de no ser capaces de realizar este movimiento sin levantar los talones del suelo o sin redondear nuestra columna vertebral.
En este artículo tratamos los tres factores principales que pueden explicar por qué sucede esto a la hora de ejecutar una sentadilla.